Por Dra Claudia Molina
Es necesario ser un profesional empático, tener la capacidad de ponerse cn la piel del paciente. Por mi parte, siempre intento ganarme su confianza. Muchas veces, cuando trato a niños o a adultos que entran con tanta a prensión que no son capaces ni de mirarme a los ojos, les digo: «No te preocupes, sé que tienes miedo. Mírame, no te voy a hacer daño». Y empiezo por explicarle cómo está su boca, trazamos un plan de tratamiento, y comenzamos poco a poco, con los tratamientos más suaves. Incluso hay pacientes, que ya hace tiempo que vienen, que son capaces de dormirse y roncar durante la intervención, aunque les esté extrayendo una muela; es muy simpático. Otras personas vienen automedicadas, con tranquimazines o diazepanes, pero Terminan acudiendo de nuevo a mi consulta para realizarse alguna otra intervención sin necesidad de tomarse nada.